Juventud Misionera / Ahuachapán

Espiritualidad Misionera Juvenil.

•    SEGUIMIENTO MISIONERO DE JESÚS

 

"La   actividad   misionera   exige   una   espiritualidad   específica,   que   concierne particularmente a quienes Dios ha llamado a ser misioneros"(R.M. 87a).

La espiritualidad misionera es la manera específica y original de vivir el Evangelio como verdaderos seguidores de Jesús; Juventud Misionera la propone al joven como un camino de seguimiento e identificación con su Maestro.

Al joven misionero se le pide, ante todo plena docilidad al Espíritu Santo; dejarse guiar por él, para que pueda dar verdadero testimonio de Cristo reflejando su imagen por gracia y obra del Espíritu. También, lo compromete a acoger en si mismo los dones de fortaleza y discernimiento que le ayuden a encarnar con valentía y entender con la luz del Espíritu las dificultades propias de la misión (Cfr. R.M. 87).

Otro aspecto fundamental de la espiritualidad misionera es el comprender y vivir la misión en referencia a Cristo en cuanto enviado a evangelizar. El joven ha de experimentar que Cristo es el que lo llama, el que lo envía, el que lo acompaña y el que lo espera en cada persona y comunidad (Cfr. R.M. 87). Todo el proceso de anonadamiento y de humillación de Jesús, ha de vivirlo el joven misionero, lo mismo que la renuncia, la pobreza y el desapego que lo ayude a hacerse hermano con aquello a quienes es enviado. (Cfr. R.M. 88)

Un último aspecto que se vive en la espiritualidad misionera es el camino del amor como el de Cristo a la Iglesia, a la cual está unido desde el Bautismo y a todos los hombres por quienes también Cristo derrama su sangre. Esto es, vivir en plenitud la caridad apostólica. Así el joven se hace "hermano universal".


 

•    SANTIFICARSE MEDIANTE LA MISIÓN.

 

"La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión"(R.M.90.). El joven comprende que empieza a ser santo cuando asume de una manera radical su misión y es misionero cuando emprende el camino de la santidad.

No se puede ser santo sin ser misionero y no se puede ser misionero sin ser santo. Somos santos cuando creemos en estos tres aspectos:

 

1-  La unión con Dios:

"Los seguidores de Cristo, llamados por Dios, no en razón de sus obras, sino en virtud del designio y gracia divinos justificados en el Señor Jesús, han sido hechos por el Bautismo, Sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y participes de la divina naturaleza, y por lo mismo, realmente santos"(L.G.40).

2-  La perfección de la caridad:

"Es necesario que con la ayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida la santificación que recibieron. El Apóstol les amonesta a vivir «como conviene a los santos» y que «como elegidos de Dios, santos y amados, se revistan de entrañas de misericordia, benignidad, humildad, modestia, paciencia» y produzcan los frutos del Espíritu para la santificación"

3-  La configuración con Jesucristo en la plenitud de la vida Cristiana:

"En el logro de esta perfección empeñen los fieles las fuerzas recibidas según la medida de la donación de Cristo, a fin de que, siguiendo sus huellas y hechos conformes a su imagen, obedeciendo en todo la voluntad del Padre, se entreguen con toda su alma a la gloria de Dios y al servicio del prójimo"(L.G.40).

"La Espiritualidad misionera de la iglesia es un camino hacia la santidad"(R.M.90b). Todo joven está llamado a vivir este camino entregando "el todo por el todo", asumiendo el riesgo de Jesús y experimentando dentro de la misma misión un amor que trasciende las fronteras de su corazón y que lo lanza hacia un camino distinto, un camino de santidad.

 

§       María Santísima:"Estrella de la Evangelizarían"

Ella ha sido proclamada "dichosa por haber creído" y llena del Espíritu Santo, se levanta con prontitud y va a anunciar a Isabel la buena noticia de Jesús (Cfr, Lucas 1, 39ss).

 

La Santísima Virgen es pionera de la evangelización. Ella es evangelizadora en sí misma, y con su obra colaboró eficazmente en el cumplimiento de la misión de su hijo. Es como la estrella que todos los jóvenes, han de mirar, si quieren seguir el camino correcto de la misión.

 

María es Madre de Jesús, de la Iglesia y de los jóvenes, en todo el sentido de la palabra; es Modelo de generosidad, alegría, sencillez, fidelidad y entrega total; es guía, compañera y camino seguro para llegar a Jesús.

 

Ella nos acompañando como a la primera comunidad para ayudarnos a cumplir bien su misión, "Es el modelo de todos los discípulos y evangelizadores por su testimonio de oración, de escucha de la Palabra de Dios y de pronta y fiel disponibilidad al servicio del Reino hasta la Cruz"(S.D.15)

§ Los Apóstoles:

Nuestra fe está basada en la de los apóstoles. Ellos son nuestros primeros hermanos y modelos misioneros. En ellos aprendemos cómo ser discípulos, cómo anunciar el Evangelio y cómo formar comunidades cristianas, a ellos nos encomendamos para que intercedan por nosotros. Ellos están al comienzo, en el centro y al final de toda misión; por ello el joven los acoge como sus mejores amigos y compañeros de misión.

§ San Francisco Javier:

Es expresión viva de actividad misionera, de acción varonil, de riesgo y aventura, de celo apostólico y de amor a los hombres. Misionero de la India y del Japón, supo adaptarse a los demás, encarnar el Evangelio entregarse completamente a las misiones.

 

En él cada joven encuentra el ejemplo del misionero que va “más allá de las fronteras”

§ Santa Teresita del Niño Jesús:

Es  prototipo de vida espiritual  misionera, de silencio, de delicadeza, femenina, de entrega decidida al Señor, de cooperación misionera. Su actividad a favor de las misiones superó todas las fronteras ya que dedicó su vida a ella por medio de la oración, el sacrificio y las cartas que dirigía a los misioneros para animarlos en su labor apostólica.

Los vinculados a Juventud Misionera se interesarán en conocer, imitar y difundir las virtudes de otras figuras misioneras como San Francisco de Asís, San Pedro Claver, Santo Toribio de Mongrovejo y otras cercanas a ellos.

 

•    CONSAGRACIÓN Y COMPROMISO EN LA JUVENTUD MISIONERA.

 

La consagración como miembro activo de Juventud Misionera debe realizarse después de un tiempo de seguimiento de Jesús (Por lo menos un año), cuando haya asimilado básicamente su estilo misionero.

A través de su consagración, el joven renueva sus compromisos adquiridos en el Sacramento del Bautismo, cuando recibió el mandato misionero y en la Confirmación cuando se hizo testigo de Jesús; el consagrado se convierte así en un verdadero apóstol y evangelizador de los otros jóvenes (Cfr. S.D. 115).

Esta consagración debe hacerse teniendo en cuenta que consagrarse es entregarse, decidirse libremente, decir sí, sí quiero ser misionero, sí estoy dispuesto a colaborar para que todos los jóvenes que hay en el mundo asuman el camino que propone Jesús.

Consagrarse es poner en juego la vida y una gran fuerza de voluntad, para el compromiso que se adquiere con Jesús de ser misionero en la familia, en la parroquia y en la iglesia universal.

Cada año, en alguna de las fiestas misioneras especialmente en octubre, se renueva la consagración en la Juventud Misionera con una ceremonia especial, con el fin de mantener vivo el celo misionero de los jóvenes y potenciar la vivencia de los compromisos misioneros.

 

Compromisos del Joven Misionero:

§ Dar testimonio de autentica vida cristiana incluyendo la participación frecuente en los sacramentos.

§ Participar en las actividades semanales de formación y proyección misionera.

§ Ser misionero en la familia, entre los amigos y compañeros.

§ Orar diariamente por las misiones del mundo entero.

§ Cultivar la propia vocación misionera.

§ Evangelizar más allá de las fronteras y ayudar a que los jóvenes también lo hagan.

 

Recoger periódicamente la ofrenda misionera y entregarla en el mes de octubre para la Obra de la Propagación de la Fe

 

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